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2011, EL AÑO DE IQUITOS

Publicado: 2012-03-20

José Álvarez Alonso

El año 2011 comenzó con grandes augurios para Iquitos: la ciudad fue puesta ante los ojos del Mundo por la guía turística Lonely Planet y la cadena de noticias CNN como una de las diez ciudades más “visitables” del año. Oportunidad que no va a ocurrir de nuevo en dos o tres generaciones, probablemente. Y por si quedaban dudas de nuestra vocación turística, la reciente preselección del Amazonas y sus selvas como una de las maravillas naturales del Planeta Tierra -un gran logro sin duda del Gobierno Regional como promotor, y en particular de su Dirección de Turismo- vino a renovar las alicaídas esperanzas en un  relanzamiento de nuestra auspiciosa pero alicaída industria regional sin chimeneas.

En el turismo descansa, qué duda cabe, una de las mayores oportunidades de desarrollo de Loreto, región que por su aislamiento, las limitaciones de sus suelos y clima, y los altos precios de la energía no parece tener muchas fortalezas en otros rubros. ¿Hemos sabido aprovechar los loretanos en general, y los iquiteños en particular, este espaldarazo al turismo durante el año que acaba? Me temo que no. El año ha pasado sin penas ni glorias, la ciudad no se ha preparado, no ha mejorado gran cosa para recibir a los miles de turistas que podrían y deberían llegar atraídos por la selva y por esta supuestamente “mágica” ciudad selvática: igual que siempre de sucia, desordenada, caótica, ruidosa e insegura. Este año recién hemos logrado igualar el número de turistas extranjeros que Loreto recibía hace 20 años, después de años de retrocesos, cuando otras regiones han multiplicado por 10 el número de turistas en una década…

Quizás hasta hemos empeorado, a decir de muchos. Algunos hechos han agravado la inhabitabilidad de esta ciudad y su elegibilidad como destino turístico: los últimos coletazos de la epidemia de dengue, a los que se unieron los primeros casos del letal Hantavirus; el caos creado en la ciudad por las obras del alcantarillado; y el imparable incremento de la delincuencia. Una obra como la del alcantarillado, orientada a mejorar la calidad de vida de Iquitos (rodeada de sus aguas servidas, y alimentada por peces contaminados), debido a una mala planificación y a una peor ejecución, ha contribuido a incrementar el caos urbano y a saturar el ya sobrecargado tránsito hasta niveles indescriptibles. Mientras, las autoridades siguen sin hacer nada por limitar el ingreso de nuevos motocarros a las ya súper congestionadas calles de Iquitos, y muy poco por controlar el insoportable ruido que ahuyenta a los turistas y deteriora día a día la calidad de vida, la salud y la educación de los iquiteños. De la basura regada por las calles de Iquitos al caer la tarde mejor no hablamos: es inadmisible que en pleno siglo XXI tengamos un servicio de recogida de basura tan arcaico, caro e ineficiente.

El tímido intento de frenar las decenas de muertes en accidentes de tránsito y las centenas de lesionados que se producen cada año en las calles de Iquitos imponiendo el uso del reglamentario casco se quedó, lamentablemente, en eso, en intento. Lo mismo que los esfuerzos para acabar con los delincuentes motorizados que torturan con sus tubos de escape abiertos a propios y extraños: luego de un esperanzador avance en la primera mitad del año, en que sí hubo intensas batidas contra el ruido y disminuyó visiblemente el número de vehículos ruidosos en el centro de la ciudad, en los últimos meses se ha vuelvo a la “normalidad”, a dejar que cualquier delincuentillo haga lo que le dé la gana en las calles de Iquitos al timón de su vehículo. Mala, muy mala noticia para el turismo, para la los niños en etapa de formación, para los enfermos, y para todos los sufridos habitantes de esta ciudad.

El imparable incremento de la delincuencia (¡cada vez más violenta!) ha sido otro rasgo característico del año que acaba en Iquitos. Y no pudo acabar peor, con la ola de atracos a mano armada producida la víspera de Navidad. Lo preocupante es que los últimos atracos han sido protagonizados por bandas bien organizadas que utilizan un nivel de violencia jamás visto en esta ciudad. Iquitos, definitivamente, dejó de ser la apacible y pacífica capital amazónica a la que estábamos acostumbrados. Bienvenidos al urbanismo amazónico del siglo XXI y sus lacras.

El 2011 también sacó a la luz lo que todos comentaban a media voz, el tema de la droga. Jaime Antezana, reconocido experto en narcotráfico, calificó recientemente a Iquitos como un gran lavadero de dinero sucio del narcotráfico, quizás el mayor del país. La aparatosa intervención a un conocido hombre de negocios por lavado de activos, y las informaciones sobre la larga lista que le seguirían en próximas fechas, confirmaron esta alarmante noticia. A esto se sumó el anuncio del desmesurado incremento del área de cultivos ilegales en la región. Las cifras dadas por el Gobierno Regional, sobre la base de informes de inteligencia de la Policía Nacional, muestran que Loreto por sí solo estaría casi duplicando el número ‘oficial’ de hectáreas de cocales del país, con más de 40,000 ha. Todos estos hechos confirman los peores temores: Loreto se está transformando en una narco-región.

¿Todo ha sido malo en el 2011? Una luz en la oscuridad: entre las escasas luces del año que acaba, este auspicioso ‘Año de Iquitos’, podemos citar la enérgica protesta ciudadana contra el Proyecto Corina, que pretendía construir enormes represas y derivar las aguas del Marañón y del Huallaga a la Costa, y que logró la derogatoria de la malhadada ley en el Congreso. Este proyecto provocó, por cierto, el nacimiento del “Colectivo Amazonía”, un grupo de ciudadanos convocados para defender a Loreto de ésta y otras amenazas. Hoy se proyecta como la nueva conciencia ciudadana de este tercio del Perú que es Loreto.

Si de alguna manera podemos calificar este año que acaba, yo diría: año de oportunidades, año frustraciones para Iquitos y para Loreto. Esperemos que de aquí a algunos años no lo conozcamos como “el año de las oportunidades perdidas”.


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Amazonía torturada

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